mercredi 14 décembre 2011

Grandioso acto del corazón

¡Ayer me encontré con Camilo!

Un amigo que conocí en Montréal.
Me lo cruce así, de causalidad, en San Telmo.

Una de esas noches en el Guevara.

Le dije que me iba de Buenos Aires.

Que estaba hasta las pelotas de esta locura.
De estxs locxs.

Y que no concebía otra solución
al sobrecalentamiento cerebral y emocional
que la de irme.

A la mierda.

Siempre quise hacerlo:

Empezar cosas. Pero cosas serias eh.
No cosillas que no importan.
Cosas que implican mucho para unx.

Amores y posgrados en lingüística.

Empezar, seguir y sudar, para después;
en un grandioso acto del corazón,
mandar todo a la mierda.

Concluir el capitulo.

Pensar y entender lo que sucedió.
Lo que sucede.
Adónde quiero ir.
Y más que nada, a hacer que.

Igual parece que los ciclos se cicatrizan solos.

¿Autogestión será?

Ni tengo que hacer nada.
Los azares de la vida confluyen para cerrar el asunto porteño.

Sip. Veo la película MIA en el Gaumont.

Aparece Leito, la casa del Abasto.
Camaras videos, Marlene.
Sueños de representaciones revolucionadas.

Aprendizajes.
Histerias y noches incontables.
Georgina.
La pelopincho de Pompeya
y Tonino en bolas meando las plantas.

Maude gritando "Alerte!"

Los vecinos molotovs.
Los amigxs que decepcionan.
El agotamiento, y el llanto.
Los "Negros de mierda" impunes.
La rabia creciente.

Es que estoy preñada,
de inquietudes y exaltaciones.

Y me encuentro con un amigo.
Así de casualidad.
Un amigo que conocí en Montréal.

Y le digo: "¡Ciao!"